UN VIAJE DE DOS DIAS
En un antiguo monasterio del Tíbet un viejo maestro llamado Hari enseñaba lo último a su joven aprendiz llamado Rajiv porque pronto este joven muchacho sería trasladado a otro monasterio para continuar sus enseñanzas.
Hari había sido su maestro desde que el joven tenía siete años, pero ya era el momento de separarse.
Es así como el maestro emprende rumbo junto a Rajiv quien apenas llegaba a los dieciséis años.
Dos días los separaban de su destino.
Para el Maestro no era algo nuevo, muchas veces había recorrido esa zona llevando otros discípulos, pero para Rajiv era una oportunidad única para conversar con su maestro, despejar dudas y prepararse para esta nueva etapa en ese nuevo monasterio.
Mientras caminaban, él ávido principiante hablaba y hablaba, el maestro meditaba y meditaba.
El camino era muy largo, por lo mismo el Maestro se detuvo un instante y le dijo al discípulo: “Descansa que yo buscaré alimento”.
Sin saber Rajiv de donde, el Maestro apareció con un sabroso pan y muchos frutos de distintos colores diciéndole a su discípulo:
-Come -sin perder absolutamente nada.
El discípulo mientras comía observó que su maestro sólo cerraba los ojos, pero no comía.
Esto le inquietó- Maestro ¿Usted no come?
El Maestro Hari le dijo-Pequeño come y alimenta tu cuerpo pues necesitas fortaleza física para estos dos días, yo por mi parte necesito fortaleza espiritual para llegar a destino.
El discípulo escuchaba al maestro y trataba de entender.
-Sigamos- le dijo al discípulo.
El discípulo trató de entender, pero de igual forma le preocupaba que no comiera.
– ¿Maestro porque estoy aquí? ¿A que vine al mundo?
– A recibir un regalo de amor.
-No le entiendo…
-No te preocupes, todo a su tiempo.
Metros más adelante el trayecto acababa, pero se dividía en dos caminos, uno hacia la derecha y el otro hacia la izquierda.
-Maestro Hari ¿Por cuál de los dos caminos debemos seguir?
-Esta será tu primera enseñanza y prueba- repuso el Maestro- Deberás de ahora en adelante aprender a elegir.
– ¿Y si me equivoco maestro?
– Si es así, servirá para tu enseñanza, te paras rápidamente y sigues adelante.
– Pero maestro ¿Me puede dar una pequeña pista?
– Mira, si eliges el camino derecho, estarás eligiendo de acuerdo con lo que sientes, por lo contrario, si eliges el camino izquierdo estarás eligiendo de acuerdo con lo que dicta tu mente.
-Solamente elige.
-Bueno, vamos por el camino derecho -dijo Rajiv.
Siguieron caminando y a lo lejos contrario a su trayectoria el pequeño discípulo divisó la silueta de un hombre.
-Maestro, se acerca un hombre- y algo trae en su mano derecha que brilla.
Efectivamente el hombre se acercaba hacia ellos, su aspecto no era muy amigable, como tampoco su semblante que intimidaba a cualquiera. El objeto que brillaba en su mano derecha era un cuchillo. El pequeño discípulo asustado se cobijó tras su maestro.
El Maestro se acercó al hombre y con una tranquilidad casi pasmosa le dijo:
-Hijo, ¿En qué te puedo ayudar?
El hombre con cara desencajada le dijo- Deme todo lo que tiene si no quiere perder su vida.
El maestro con más calma aún le dijo- ¿Seguro que quieres que te de todo lo que tengo?
El hombre del cuchillo comenzó a ponerse nervioso, el pequeño discípulo estaba paralizado.
-¡No me distraiga! – le dijo el hombre, esta vez con un tono más violento- deme todo lo que trae en su bolso, apretando más el cuchillo y poniéndose en posición de ataque.
-Pues bien- dijo el maestro- Abrió su pequeño bolso y le dijo mira aquí tengo este pan, llévalo, pues si me entierras tu puñal, el dolor que sentiré nunca será tan fuerte como el dolor que siente tu hija en su estómago en este momento producto del hambre.
El asaltante asustado y desconcertado dio dos pasos hacia atrás. El maestro le dijo:
– No te vayas, te daré todo lo que hay en el bolso ese fue el acuerdo. Del fondo de su bolso el maestro sacó unas hermosas y frescas rosas blancas, y le dijo -Estas son para que las lleves a la tumba de tu madre, tú sabes que eran sus flores favoritas, como así también sabes que ella quería que fueras un médico, por lo mismo toda su vida lavó ropa ajena para que estudiases.
El hombre estalló en llanto.
– Perdóname, yo solo soy… -y se quedó en silencio.
Casi descontrolado le dijo al Maestro:
– Señor tiraré este cuchillo lejos y nunca más lo usaré.
-No- le dijo el Maestro – ¿Recuerdas cuando eras más joven solías tallar en madera muchas figuritas tal como te enseñó tu abuelo?
Pues bien camino a tu casa llevarás el pan que te di para tu hija, pasarás a dejar las flores a tu madre, cumplirás esa promesa que le hiciste a tu esposa y tallarás a tu familia en este orden… la figura de tu esposa, la de tu hija y la tuya.
-Un cuchillo no es un arma, el hombre la convierte en eso.
El Maestro tocó su cabeza, lo bendijo y le dio un papel con algo escrito el cual lo puso en su bolsillo. El hombre se alejó llorando.
El pequeño y preguntón discípulo estaba en shock. El maestro le dijo:
– Bueno sigamos, continua con tus preguntas.
Un buen rato estuvo en silencio…
Pero después dijo:
-Maestro ¿Usted sabía que el asaltante no lo iba a matar?
– Por supuesto que no lo sabía- le dijo el Maestro. Ese es uno de los tantos regalos del Creador… él nunca saber que nos espera al siguiente segundo, por lo mismo, cada instante que pasa lo puedes vivir como si fuese el último.
– ¿Entonces tuvo miedo? – Preguntó el discípulo.
Era un día precioso y no era la mejor manera de morir. Ese principio básico me refiero al miedo, que te da el Creador, es el que en una situación límite puede salvar tu vida.
-Pero Maestro, ¿Por qué le dio pan y bendijo a ese hombre que quería matarnos?
-Escucha, nosotros estamos en este mundo no tan solo para tomar la mano de aquel que comparte nuestras ideas, también del que las rechaza e incluso las ataca. Hoy puede ser tu enemigo, mañana puede ser tu amigo o tu más fiel guardián.
-Usted Maestro perdóneme, pero me confunde.
– Gracias por el cumplido querido amigo, esa es una de mis muchas funciones, remecer, traer la confusión a tu mente, para que puedas pensar por ti mismo, para que puedas discernir sin esperar que yo te lo indique. Muchas veces pequeño el discípulo llega a odiar al Maestro durante su proceso de aprendizaje.
– Pero yo Maestro lo quiero al igual que un padre.
– Mucho mejor aún- le dijo el Maestro.
Siguieron caminando y la noche los cubrió con sus alas. Descansa pues mañana nuestra caminata comenzará muy temprano, así que recuéstate y duerme.
– Maestro ¿Es normal tener miedo?
– El miedo pequeño Rajiv puede ser positivo y te servirá para protegerte, tal como lo hiciste al ponerte tras mío cuando viste al hermano que llevaba el cuchillo. Ese tipo de miedo puede servirte, pero existe también el miedo a perder tus bienes, el miedo a mostrar lo que sientes, el miedo a decir lo que piensas, el miedo a reconocer que existe la vida espiritual…esos son miedos que te paralizan, te llenan el corazón de desconfianza, son miedos que te encierran en ti mismo, no permitiendo que compartas con tus hermanos.
-Pero maestro yo le tengo miedo a lo que hay después de la muerte.
-Maestro… dígame ¿Hay vida más allá de la muerte?
–Piensa por ahora que “HAY VIDA ANTES DE LA MUERTE”, y es la que tienes en este instante, cuando llegue el momento preocúpate de eso. Los hombres pierden muchos años de su vida pensando que hay más allá de la muerte, descuidando lo que hay antes de la muerte. Mira este despejado cielo y observa los miles de astros que conversan unos con otros, después duerme, que ahí encontraras tu respuesta.
El discípulo pensaba muchas veces que su maestro hablaba muy bonito, pero él no podía entenderle mucho.
Muy temprano el Maestro despertó al discípulo que aún tenía mucho sueño:
– Maestro tan temprano ¿Qué hora es?
– Yo no me rijo por horas sino por el momento.
– ¿Maestro es difícil ser Maestro?, No lo sé simplemente eres…
– Maestro ¿Qué hora es? Son las 5 de la madrugada.
-Maestro ¿Cómo lo sabe usted?
-Tengo un viejo reloj que me lo regaló un amigo. No pienses Rajiv que todo lo que haces o escuchas te lo tiene que informar el mundo espiritual, también tú lo puedes averiguar y sonrió.
El pequeño Rajiv se levantó, él maestro le dio su alimento y empezó nuevamente la caminata.
-Maestro ¿Cómo serán mis nuevos hermanos en el monasterio que llegaremos? – a veces siento temor a que me rechacen.
-Maestro ¿y por qué usted no puede seguir siendo mi guía allá?
-La nueva enseñanza que obtendrás allá será mucho más exigente, entrarás a una etapa donde no podrás mentir y donde cada problema que tengas deberá quedar solucionado en el mismo instante. Que, ¿Por qué no puedo seguir siendo tu guía? porque simplemente pronto no me necesitarás. Sigamos caminando.
El sol tímidamente empezaba a alumbrar tras las montañas y el Maestro Hari y el pequeño Rajiv caminaban y caminaban. Más adelante nuevamente el trayecto se detenía generando una nueva bifurcación, un camino hacia la derecha y un camino hacia la izquierda.
Rajiv dijo mentalmente: “¡Oh, no otra vez!”
Y siguió pensando: “Cuando elegí el camino derecho casi nos matan, por lo tanto, la lógica indica que elija el camino izquierdo. Pero como estas son pruebas y enseñanzas lo más seguro es que mi maestro ya pensó que elegiré el camino izquierdo y ahí pondrá todas las pruebas difíciles, por lo tanto, elegiré nuevamente el camino derecho. Y si el maestro ya dedujo lo mismo que yo. Bueno el maestro me dice que escuche mi voz interna, en otras palabras, que sienta más que piense. Pero pienso que el Maestro ya sabe lo que voy a responder y sea cual sea el camino que elija el maestro sabrá dónde poner las pruebas. Entonces para cambiar esta vez elegiré el camino de la izquierda pues mi maestro siempre me enseñó que debía tomar decisiones, aunque me equivocase, y que si me equivoco me enseñó que debía saber levantarme”. En eso estaba Rajiv cuando el maestro le dice:
-Pequeño Rajiv la vez pasada elegiste el camino derecho y casi nos matan, por lo mismo esta vez yo elegiré el camino y tomaré nuevamente el derecho.
Rajiv estaba muy molesto porque todo su gran análisis no sirvió de nada. El Maestro sólo sonreía.
-Maestro, usted sabía lo que yo estaba pensando.
-No pequeño, pero la experiencia te enseña que cuando uno se ve enfrentado nuevamente a una misma situación… en tu mente se generan muchas conjeturas y a veces es necesario decidir en forma rápida.
Mira hacia atrás del camino. El discípulo miró y la bifurcación de los caminos había desaparecido.
Escucha:
-En Kerala había un hombre llamado Balún que toda su vida había vivido de lo que daba la tierra. Si bien es cierto nunca gozó de grandes riquezas, nunca le faltó el pan en su mesa. Su familia era numerosa cuatro niños, su esposa y él. El trabajo del campo es sacrificado y depende del éxito de la siembra.
Tal vez el clima, tal vez la tierra cansada de ser partida por tantos años o tal vez el destino llevó a que Balun por primera vez en su vida perdiera una siembra. Quedó mal, pero como era hombre de experiencia en los menesteres del campo, juntó algunos ahorros que le quedaban de la siembra anterior, compró semillas y esperó a que saliera una nueva siembra. Algo pasaba porque para mala fortuna de Balun nuevamente su siembra no fructificó, esta vez producto de una extraña plaga.
Balun estaba desesperado, eran muchas bocas las que debía alimentar y su caja de ahorros estaba en cero. Llegó inclusive el momento en que simplemente ya no tuvo que comer.
La esposa de Balun le dijo:
-Porque no vas donde nuestro vecino, le cuentas la situación y le pides que te dé un saco de harina y después con la próxima siembra se lo pagamos.
-Mujer, recuerda que tiempo atrás tuvimos una fuerte discusión por los límites de las tierras donde casi llegamos a los golpes- Respondió Balun.
-Pero eso fue hace tiempo Balun y por lo demás antes de eso tú le hiciste muchos favores.
Balun incluso una vez le ayudó a que no perdiera sus tierras.
Lo cierto es que Balun se armó de coraje y partió donde su vecino, los terrenos eran grandes por lo mismo se demoraría casi una hora caminando. Mientras caminaba iba pensando.
Yo le hice muchos favores así que no me va a poder negar ese saco de harina. Pero por otra parte la discusión fue bastante fuerte pensaba Balun. Pero los dos somos hombres viejos y nuestras madres fueron muy buenas amigas. Pero también escuché en el pueblo que estaba muy cambiado y que el dinero lo había convertido en un déspota.
Y Balun seguía caminando. No faltaba mucho para llegar y los cuestionamientos se hacían más intensos. Recuerdo una vez dijo Balun que él no tenía como llegar al pueblo pues una de sus hijas estaba gravemente enferma, yo en ese entonces tenía mi vehículo y corrí para llevar a su niña al pueblo. Así que no me puede negar la ayuda. Pero la última vez que lo vi hace dos años me dijo: “Espero no verte nunca más en mi vida”.
Y Balun se acercaba más a la casa de su antiguo amigo. Cuando faltaban apenas dos cuadras para llegar, Balun esbozó sus últimos pensamientos y dijo….
Para que me engaño, no me va a dar nada e incluso me va a humillar, pero igual iré porque me tendrá que escuchar pues son muchos los favores que me debe, ya ni siquiera llegaré con el afán que me dé un saco de harina, llegaré a recriminarle lo mala persona que es.
Furioso llegó a la puerta y la golpeó con mucha fuerza… pero nadie salía, golpeó con más fuerza aún, incluso gritó hacia el interior de la casa y nadie salía.
“Sale no te escondas” vocifero nuevamente. Balun estaba rojo con la ira. Eran tanto los gritos que de la casa del frente salió un hombre y le dijo:
– ¿Qué le pasa hombre?
– Vengo a arreglar unos asuntos con dueño de esta casa.
– Lo siento no podrá ser porque el falleció hace más de un año.
– La enseñanza pequeña Rajiv es que nunca debes construir una idea si no tienes el conocimiento cabal del problema o de la situación. Y recuerda nunca te anticipes a los hechos.
-Esta vez sí le entendí Maestro.
– Sigamos caminando que aún falta mucho.
Les dio la noche y el maestro le dice:
– Duerme que mañana al mediodía llegaremos al monasterio.
– Maestro antes de que me duerma hay algo que no se si preguntarle o no.
– Nunca dejes una pregunta en el fondo de un canasto.
– Maestro ¿Existe realmente el Cielo y el Infierno?
– Ven le dijo el maestro, pero esta vez tomarás fuerte mi mano y por ningún motivo me la soltarás.
El maestro subió una pequeña colina y en la cumbre de esta había una caverna, de su mano iba el pequeño discípulo.
-Maestro ¿Qué es esto?
-Tú solamente toma mi mano, observa y no pierdas ningún detalle.
El maestro ingresó a esa caverna, la cual estaba muy oscura y sucia, se escuchaban algunos gemidos y el ambiente no era el mejor. Al final de la larga caverna se divisaba una luz rojiza y fuerte.
-Maestro ¿Qué hay al final de esta caverna? Pequeño Rajiv ese es el infierno, pero no temas vas conmigo. Pero Rajiv iba muy asustado.
Llegaron al final y para sorpresa de Rajiv no había fuego, no seres amorfos siendo torturados como el imaginaba. Había muchas personas que vestían muy similar a él y su maestro.
Pero lo que definitivamente llamó más la atención de Rajiv es que había una mesa inmensa y sobre esta el mejor de los manjares, frutas, panes, carnes, pescados, leche, vino, quesos, y todo lo que un rey podía pedir.
-Maestro estoy confundido. Yo pensaba que el infierno era un lugar de sufrimiento y tortura eterna y lo que veo es todo lo contrario, hay muchas personas como nosotros y con abundante comida.
-Recuerdas pequeño Rajiv que te dije que antes de entrar observaras muy bien.
-Si maestro.
-Mira estos hermanos tienen todos los manjares que cualquiera podrías desear, pero observa su boca.
Rajiv miró y con gran espanto le dijo:
-Maestro no tienen boca, por lo mismo no pueden comer nada.
-Bien salgamos- le dijo el maestro.
-Ahora te llevaré acá…
El maestro aun tomando la mano del pequeño discípulo lo llevó a otra colina donde de lejos se veía una radiante luz.
-Maestro eso es el cielo.
-Algo así- le dijo el maestro.
Llegaron y había muchos hermanos extremadamente altos y vestidos de blanco, todos brillaban y sonreían, todo era armonía.
Al igual que en el Infierno también había una gran mesa cubierta con los más exquisitos manjares.
-Maestro ahora entiendo. En el infierno hay una mesa con exquisitos manjares, pero no pueden comer porque no tienen boca. En cambio, en el cielo también hay una mesa con exquisitos manjares, pero ellos si pueden comer todo lo que quieran ¿No es así maestro?
-Obsérvalos bien le dijo el maestro.
-Maestro no tienen brazos y ahora sí que no entiendo.
-Pequeño esto que acabas de ver son sólo imágenes proyectadas en tu mente, pero que te dejan una gran enseñanza. No porque un hermano esté en un plano muy inferior debemos pensar que no debemos ayudarlo.
EL HERMANO QUE ESTÁ EN UN PLANO INFERIOR NECESITA DEL HERMANO QUE ESTÁ EN PLANOS SUPERIORES PARA SALIR DE SU ATORMENTADA SITUACIÓN, COMO ASÍ TAMBIÉN EL HERMANO QUE ESTÁ EN UN PLANO MUY ALTO NECESITA DEL HERMANO INFERIOR PARA SEGUIR EVOLUCIONANDO.
SIEMPRE RESPETA AL QUE VIENE TRAS DE TI Y APRENDE DE AQUEL QUE YA RECORRIÓ EL CAMINO.
TANTO EL QUE ESTÁ “ARRIBA” COMO EL QUE ESTÁ “ABAJO” TIENEN LIMITACIONES.
-Maestro usted sabe tanto, que me siento inútil, como si fuera un insecto. No lo veas así, los insectos ayudan a mantener el equilibrio del planeta, el hombre no. El día que se extingan las abejas, la humanidad dejará de existir.
Y fue así como el Maestro y el discípulo llegaron al nuevo monasterio.
Al llegar los recibió otro Maestro el cual los invitó a pasar y llamó a su sirviente para que les trajera agua y comida.
La vida es realmente sorprendente, EL SIRVIENTE ERA EL HOMBRE DEL CUCHILLO.
-Maestro- le decía aún con miedo el pequeño Rajiv- Maestro es el hombre del cuchillo.
-Si se, pero ahora le dirás Ajanabh que significa montaña. Por lo demás -le dijo el Maestro- yo le di un papel recuerdas el cual puse en su bolsillo recomendándolo para este monasterio.
Ajanabh se acercó y le dijo:
-Maestro que gusto verlo a usted y al joven y estaré encantado de atenderlos.
Llegando venía una joven.
-Maestro quiero presentarle a mi hija se llama Mishka.
Rajiv con todo esto quedo sin preguntas y palabras.
El Maestro pasó la noche y al día siguiente se despidió de Ajanabh, y Rajiv.
Pasaron cuatro años y nuevamente El Maestro Hari llegó con otro muchacho al monasterio.
Al mismo tiempo aprovecharía de ver a Rajiv el discípulo más regalón y preguntón que había tenido.
Lo salió a recibir Ajanabh y le dio un fuerte abrazo.
-Maestro- le dijo. – Yo sé que usted viene a dejar otro discípulo y también a ver los progresos de Rajiv, pero hay un problema.
– El maestro le dijo- no te compliques y llévame donde Rajiv.
-Es que maestro… él ya no está en el monasterio. Lo sé por eso te pido que me lleves donde él.
– Maestro siento una gran vergüenza y una gran responsabilidad
– Él vive en mi hogar.
– Bueno vamos, pues estas hablando más que Rajiv.
Llegaron a la casa de Ajanabh y arriba de un árbol cortando unas ramas estaba Rajiv.
Rajiv al ver a su Maestro quedo pálido y casi se cayó del árbol….
-Maestro perdóneme, le he fallado, me retiré y ya no soy discípulo.
– Pequeño Rajiv, aunque ya no eres tan pequeño. No has pensado… ¿Que tal vez tú no fallaste, sino que fui yo el que no supo entregar la correcta enseñanza?
– No Maestro, nunca lo pensé así.
-Maestro ¿y usted me puede ayudar a entender quién de los dos falló?
-Por supuesto ya empezaba a extrañar tus preguntas. Escucha. Ninguno de los dos falló.
– ¿Recuerdas lo que me preguntaste cuando tuviste el primer descanso en el largo trayecto al monasterio?
– No me acuerdo Maestro.
-Bueno me preguntaste, Maestro ¿Por qué estoy aquí? ¿A que vine al mundo? Y yo te respondí, PORQUE RECIBIRÁS UN REGALO DE AMOR. Dile a tu esposa Mishka que salga, que no se oculte de este anciano.
-Mishka es un nombre hindú que significa REGALO DE AMOR. Ahí está la respuesta a esa gran duda que llevas desde pequeño.
Rajiv nuevamente estaba impresionado de la sabiduría de su maestro.
-Rajiv, recuerda un discípulo siempre será un discípulo, sin importar el lugar donde estés y esta misión divina es extremadamente fácil si tú lo quieres o extremadamente difícil si tú lo haces así. Lo único que se te pedirá es que estés “DISPUESTO A AYUDAR”. No importa en la vereda que estés, al Creador solo le importa que estés de pie y mires al frente.
-Mishka- le dijo el Maestro- ¿Recuerdas que el sueño de tu padre siempre fue ser Medico?
-Pero Maestro- dijo Mishka- mi padre ya está viejo y sólo sabe hacer el aseo en el monasterio.
-Bueno necesito que Rajiv se quede como jefe de hogar por unos meses para llevarme a tu padre.
-Ajanabh, acompáñame pues tú ahora eres médico.
-Pero maestro yo no sé nada de medicina.
-No, tu eres un médico de almas, bueno y sería importante que aprendieras algo de medicina terrena porque necesito que me acompañes, tengo un maestro amigo mío muy testarudo que lo atacó un León y le hirió los dos brazos y la cara, así que necesito que me acompañes a visitarlo.
DESDE EL MUNDO ESPIRITUAL
RECIBIDO POR EL MÉDIUM T.