Estas narraciones que se nos entregan desde el mundo espiritual denominadas relatos de vida, en donde obtendremos enseñanzas, nos permitirán caminar hacia el encuentro con el Creador y a su vez obtener una mirada que nos conectará con nuestros procesos en constante evolución.
En cada momento de crisis y a través de cada proceso, vamos aprendiendo de nuestros maestros y también de nuestra propia vida. Siempre nos preguntamos y ¿Para qué necesito vivir esto? ¿Cómo puedo saltar estas vallas que la vida me ha puesto en mi camino? Las respuestas están en cada frase que nos presentan estos estos manuscritos.
El meollo se encuentra en la conciencia de cada hombre y el estar alerta. Paso a paso iremos avanzando en el camino correcto hacia la evolución que es lo que el Creador pide de nosotros, el romper nuestras propias limitaciones.
Agradezco la posibilidad y oportunidad de leer estos relatos de que son una semilla en las almas incesantes de cada hombre en búsqueda de la verdad.
La sabiduría se encuentra en el camino recorrido y no en una meta determinada, no obstante, quedar en medio del trayecto no significa no haber evolucionado.
En el recorrido se vislumbran las claves, los símbolos y entre altos y bajos encontraremos la senda imaginaria que nos llevará a la mejor versión de uno mismo, el compartir enseñanzas y experiencias nos hace más grandes.
Siempre con un toque de humor, positivismo y sin perder el componente de realismo y claridad, el maestro espiritual a través del médium T. y J y con la ayuda, claridad, recopilación y edición de Katherine Stehberg nos envían mensajes con un corazón abierto y amoroso. A pesar de la adversidad que se nos presenta en ciertas etapas de la vida, estos relatos nos ayudarán a entender un poco más de lo que no ven nuestros ojos.
Gracias, Gracias. Gracias. Tomo estas enseñanzas y las llevo en mi corazón.
EL ERMITAÑO
– ¿Maestro Hari?
-Dime Ajanabh.
-Maestro, yo siempre lo observo y trato de seguir en forma estricta sus enseñanzas, pero muchas veces su tranco es tan rápido que no alcanzo a comprender todo lo que usted me dice.
-Dime, ¿Qué es lo que te inquieta Ajanabh?
-Maestro, yo tengo como usted sabe dos hijos y un nieto, también sé que viene otro niño en camino o está en proceso de encarnación como bien dice usted, por lo mismo me preocupa el mundo que le heredaremos.
Maestro… ¿Es válido que esté preocupado o debo esperar a que todo se dé simplemente como lo designa el Creador?
-Ajanabh, escucha lo siguiente:
Cierta vez un hombre que hace poco había enviudado llamado Franco, despertó en medio de la noche con una gran angustia.
La razón era que el día anterior observó cómo su hija de 35 años y sus dos nietos de 4 y 6 respectivamente jugaban en forma inocente sobre la alfombra de su casa, totalmente despreocupados del futuro que en algún momento llegaría.
Esta imagen le preocupó mucho, a tal extremo que no pudo conciliar el sueño por el resto de la noche.
Su hija llamada Chiara se fue a casa de su padre después de una tormentosa separación con su esposo.
Chiara era una madre muy preocupada de sus dos hijos y le gustaba mucho jugar con ellos.
A Franco esto no le preocupaba, lo que si lo inquietaba mucho rozando casi en lo patológico era el futuro de su hija y de sus nietos cuando él les faltase.
Fue entonces como al día siguiente muy temprano se dirigió al banco donde tenía los ahorros de toda su vida de trabajo. Franco sagradamente todos los meses depositaba una cantidad de dinero suficiente para su vejez. Como no sabía cuánto dinero había en su cuenta, le preguntó al encargado a cuanto ascendían sus ahorros.
Hecha esta averiguación, regresó a su casa y se dirigió rápidamente a su estudio privado divisando de reojo a su hija que jugaba con los niños.
-Bueno- dijo Franco- tengo una buena cantidad de ahorros lo que me permitirá vivir varios años sin mayores problemas económicos…esto si fuese solo… pero están mis nietos, mi hija y sin ser un experto en números puedo deducir que el monto es bastante pequeño.
Esto lo angustió enormemente y sin comentárselo a Chiara salió a respirar un poco de aire fresco.
En el camino decía ¿Si me dedico a comerciante?
Pero no tengo experiencia en esto y no me puedo arriesgar a perder ninguna moneda de mis ahorros.
Pero por otra parte necesito aumentar mi caudal de ingresos.
Ahora que lo recuerdo, tengo un amigo que trabaja en curtiembre y siempre me dice que si hubiese tenido el capital necesario habría sido el hombre más rico del pueblo.
¿Qué pasaría si converso con él y le digo que yo seré su socio capitalista y que repartiremos en partes iguales las ganancias?
Pero por otra parte he escuchado comentarios de que nunca salió adelante porque es un bebedor.
Dios mío, en realidad no sé qué hacer, regresaré a casa y tal vez un poco de sueño despejará mi mente y llegarán nuevas ideas.
Tanto caminó y pensó que no se percató que una tormenta se acercaba, que ya era de noche y que estaba muy lejos de su casa.
Mojado, con frio y hambre caminó y caminó.
Mientras se trasladaba pensaba; tanto que me preocupo por mi hija y mis nietos, sin embargo, cuando llego tarde o salgo muy temprano nunca preguntan por mí.
Mi difunta esposa que poco hablaba siempre me decía:
Franco, el problema tuyo no es que siempre lo has dado todo y te quedas con las manos vacías, este radica en que entregas incluso tus manos.
Esta frase que Franco siempre recordaba no la entendía en su totalidad, pero le quedaba esa sensación que todo lo que entregaba no era bien reconocido.
Pero bueno, son mi sangre y solo sé que debo ayudarlos antes de partir, pues ya tengo 60 años y pronto ya no tendré las fuerzas necesarias para trabajar.
Mientras tanto la fuerte lluvia y la oscuridad por momentos dejaban casi nula su vista, pero a su favor estaba en que conocía perfectamente el camino de regreso a su hogar.
Caminando estaba, cuando sintió una voz que lo dejó paralizado:
-Amigo no se asuste, soy solamente un aldeano que va en su misma dirección.
Franco aún con la respiración agitada le preguntó.
– ¿Lo conozco a usted?
-Pienso que no pues solo ando de paso, pero;
¿No le molestaría que lo acompañase?
Así a los dos se nos hará el camino más corto.-
La voz de este misterioso hombre era cálida y esto a Franco lo tranquilizó.
-Señor ¿Cuál es su nombre? – Preguntó el misterioso hombre de cálida voz.
-Franco…
– ¿Y el suyo? – Preguntó Franco.
-Bueno, como desde pequeño viví solo y como no hay padre ni madre que lo respalde, me puse Luciano que significa portador de luz.
La forma de expresarse de este extraño hombre cada vez le agradaba más a Franco.
-Y dígame Luciano ¿A qué se dedica usted?
-La verdad amigo Franco es que no tengo un oficio determinado, viajo de un lado a otro buscando un trabajo que me sustente, por lo mismo a veces me verá de campesino, otras veces de carpintero y otras de chofer manejando una carreta y otras también de rescatista.
– ¿Y esa vida de vagabundo le gusta a usted Luciano?
-Lo que sucede Franco es que me da libertad.
¿Le gustaría a usted Franco amanecer un día sin ninguna preocupación por lo que sucederá más adelante?
-Es que eso sería vivir como en el paraíso Luciano.
-Pues bien, así amanezco yo todos los días y sin saber con quién me encontraré. Por ejemplo, hoy pensé que mi día terminaría caminando bajo la lluvia o bajo un puente esperando que amainara el aguacero, sin embargo, el destino quiso que encontrara un amigo en la oscuridad con quien poder conversar y acompañarme.
-Luciano, su filosofía de vida me deja perplejo.
-Dígame amigo Franco ¿Por qué tiene tanto temor a morir?
– ¿Y cómo sabe usted eso Luciano?
-No sé, pero a veces puedo leer a las personas, por lo mismo me acerqué a usted pues sentí que era un buen hombre.
-Es verdad Luciano, tengo temor a morir, no porque me preocupe que hay más allá de la muerte, simplemente es que mi preocupación son mi hija y mis dos nietos.
Mi hija se separó hace un buen tiempo, su esposo simplemente desapareció y desde ahí es que vive conmigo en mi casa, por otra parte, soy viudo.
Sabe Luciano, me preocupa mucho lo que pueda ocurrir con mi hija y mis nietos, si yo muero y usted pensará que perdí la razón, pero también estoy preocupado por los hijos que a futuro tendrán mis nietos.
Esto no me deja dormir, me alimento mal, pienso todo el día como juntar y juntar dinero para dejarlos con lo suficiente, también siento impotencia al ver que ni mis fuerzas, ni mis ideas llegan a buen puerto.
-Franco- pregunta Luciano- ¿Su hija no trabaja?
-Lo que sucede Luciano es que aquí todos nos regimos por costumbres muy arraigadas, por ejemplo, si un hombre deja a su mujer, que es el caso de mi hija, el padre deberá hacerse cargo de sus gastos y crianza, inclusive de sus hijos.
-Franco; ¿Eso a usted le parece correcto? – Preguntó Luciano.
-No sé Luciano, solo sé que así es y no soy yo el indicado para cambiar tales reglas.
-Entonces está en un gran problema amigo Franco.
-Así es Luciano.
-Dígame Luciano, usted que tiene tanta experiencia de vida,
¿Qué habría hecho en mi lugar?
-La verdad… no sé Franco. Pero dígame una cosa Franco, ¿Usted haría cualquier cosa con tal de obtener el dinero necesario para que su descendencia pueda vivir sin ningún apremio?
Disculpa Luciano ¿Puedo tratarte de tu?
-Por supuesto, pero dime Franco ¿Lo harías?
-Es tanto mi angustia y mi preocupación que haría cualquier cosa, aunque fuese algo malo.
-Luciano amigo, ese es tu problema que siempre estás pensando anticipadamente, en ningún momento dije que fuera bueno o malo.
-Tienes razón Luciano. Entonces amigo ¿Qué debo hacer? – Preguntó Franco a Luciano
– ¿Tienes fe? – Le dijo Luciano.
-Creo tener la suficiente.
-Escuche Franco; tras esa colina hay una montaña con dos pequeños montes a su alrededor y en cuya cima, al interior de una caverna existe un hombre que le dicen EL ERMITAÑO y que tiene el don de dar solución a todos los problemas.
-Luciano, sé de esa montaña y sus pequeños montes, pero nunca escuché hablar de un tal ermitaño.
-Por supuesto que no amigo, si toda tu vida solamente haz trabajado y no has dejado nada de tu tiempo para el gozo personal.
-Tal vez tengas razón.
-Dime una cosa Franco, tú me dices que tu esposa hablaba poco.
-Así es Luciano.
– ¿No has pensado que tal vez por trabajar tanto llegabas tan cansado que cualquier charla se veía reducida y quizás te pasó lo mismo con tu hija y tus nietos?
-Bueno, eso es verdad pues llegaba tan cansado que muchas veces me quedaba dormido mientras mi esposa me contaba sobre su día.
-Bien, entonces qué me dices Franco, ¿Quieres ir donde el Ermitaño?
-Por supuesto, vamos en este mismo instante.
-No, respondió Luciano. Debemos prepararnos, llevar comida, vestimenta adecuada y un calzado acorde. Recuerda que la cumbre es alta, por lo mismo nos juntaremos mañana a mediodía pues el camino es largo.
-Amigo Luciano, esa luz que se ve a lo lejos es mi casa, permíteme hospedarte, aunque sea esta noche.
-Franco, no quiero importunar.
-Luciano no te preocupes, como te dije anteriormente mi hija prácticamente no me habla y me sentiría halagado con tu presencia.
-Está bien, acepto tu invitación y como te dije anteriormente, no me preocupo por el futuro pues hoy sin saberlo dormiré bajo tu techo.
Gracias amigo.
-Llegaron a la casa de Franco y aún llovía muy fuerte.
Desde una de las piezas se sentían voces de niños y también risas.
-Luciano, esas risas son de mi hija y mis nietos y como puedes ver ni siquiera salieron de la pieza a saludarme.
Pero esto no me quita el ánimo de cumplir con mi deber y dejarles un buen futuro.
Amigo Luciano tengo pan, queso y un buen vino para calentar el cuerpo, por favor sírvete.
– ¿Cómo te sientes Franco?
-Por favor no pienses que soy un viejo sentimental, pero siento que estamos haciendo familia y hace mucho tiempo que no disfrutaba de la vida y sentía esta tranquilidad.
-Una vez escuché Franco que Dios nos pone muchos amigos en la vida y solamente basta con salir a buscarlos.
-Tienes razón Luciano.
La grata conversación siguió en un muy buen tono y después de un par de horas decidieron ir a descansar para salir mañana al mediodía en busca del Ermitaño.
Franco pensaba recostado en su cama; como no encontré antes a este amigo.
El optimismo de Franco había vuelto a su vida.
Al siguiente día se levantó muy temprano y su amigo Luciano ya estaba en pie.
-Franco, iré al pueblo a comprar algo de ropa y un calzado más adecuado.
-Luciano, pruébate esta ropa y este calzado, creo que te quedará bien pues somos de contexturas parecidas.
– Me calza a la perfección.
– Bien dijo Franco, partamos a la montaña.
Tomaron los típicos atajos que conocía Franco y es así como ya estaban a los pies de la montaña.
-Luciano, hay bastantes nubes oscuras, ¿Crees que se avecina una tormenta?
-Pienso que si Franco, pero no te preocupes, pues de a dos todo se facilita.
-¿Por dónde escalamos Luciano?
-Por lo que se, este amigo de quien te comenté me dijo que el camino más seguro para llegar donde el Ermitaño ERA IR EN CONTRA DEL CURSO NATURAL DEL AGUA, y como acá hay un río que baja de la montaña subiremos bordeándolo.
A ratos paraban, descansaban, comían algo y luego continuaban.
-Luciano, ¿Qué es lo que le tengo que decir al Ermitaño cuando lo vea?
-Franco, como te dije antes no te anticipes tanto, recién vamos subiendo y tu mente ya está en la cima.
-Gracias amigo por decírmelo.
Franco afortunadamente era un hombre que escuchaba.
A un cuarto de camino, comenzaron a caer las primeras gotas, las cuales se fueron sumando a otras hasta formar una torrencial lluvia.
-Franco, vamos con buena vestimenta que nos protegerá de la lluvia, pero debemos ir más lento pues el terreno está muy resbaladizo.
-Si, tendré precaución.
-Luciano, noto que llueve más fuerte de lo habitual, puedo notarlo porque he vivido toda una existencia en este sector.
-¿Crees que es una mera coincidencia?
-Puede ser.
-Pongámonos unos minutos tras estas rocas.
-Luciano nunca había visto un paisaje tan hermoso, pero al mismo tiempo tan hostil.
-Es cierto, es hermoso y adverso.
-Luciano, ¿Cómo un hombre puede vivir aquí en esta soledad y en un clima que pocos podrían soportar?
-Por lo que se, los Ermitaños representan SABIDURÍA, REFLEXIÓN Y GUÍA.
-¿Pero eso no lo podrían hacer abajo en el pueblo? -Preguntó Franco a Luciano.
-Pienso que no Franco, porque si lo piensas bien, en esta soledad de la montaña y bajo esta fuerte lluvia, uno puede reflexionar y plantearse preguntas que no se haría tal vez en el diario vivir.
-Tienes razón Luciano aquí se puede pensar y meditar.
-Sabes Luciano, quiero conocer a ese hombre que le denominan el Ermitaño.
-Pues entonces sigamos nuestro camino- respondió Luciano.
La montaña era alta y sus pasos lentos, por lo mismo poco a poco la luz del día seguía su camino para dejar paso a la oscuridad.
-Luciano, se está oscureciendo.
-No te preocupes Franco, estas ramas que hemos usado como bastones nos ayudarán, pues fácilmente nos quedan unas tres horas de camino para llegar a la cima.
Cada paso que daban se hacía más y más pesado y el viento en contra hacia su trabajo, pero el ansia de llegar a la cima mantenía a estos dos amigos de pie.
-Franco, descansemos un instante bajo este árbol para que posteriormente ataquemos la cima.
-Franco, ¿Que trabajo desempeñas?
– Un trabajo principalmente de oficina, pues me encargo de anotar todos los nacimientos y defunciones de las personas, también archivo y dejo copias de cada uno. Bueno me queda poco para terminar mi etapa activa así que estoy preparando a un muchacho.
Como ves Luciano no es un trabajo tan interesante.
– Tal vez no lo sea Franco, pero si es de gran importancia. Yo siempre me he preguntado si Dios tendrá algún encargado que anote al igual que tu todos los nacimientos y defunciones de las personas.
– Pienso que no Luciano, porque de que te servirá anotar un nombre después de muerto.
– Puede que tengas razón.
-Luciano, cada vez la cumbre está más cerca y siento que mis preguntas se van diluyendo.
– Es solamente tu ansiedad Franco, llegado el momento las palabras fluirán sin dificultad.
– Luciano, ya estamos en la cima y no veo nada.
– Franco, gira a tu derecha.
– Luciano, se ve una luz ¿nos acercamos?
– Pues a eso vinimos amigo.
– Vamos, ya estamos aquí.
Conforme se iban acercando a la luz, el corazón de Franco latía más y más fuerte.
La lluvia había cedido y solo entre la oscuridad se divisaban algunas nubes. El lugar era tal como le habían dicho a Luciano, una caverna y de, su interior salió un hombre que representaba alrededor de unos 70 años, de aspecto delgado y saludable, de frondosa barba descuidada y cubierto de pieles quien les dijo:
-Por favor entren que su camino fue muy largo.
Franco y Luciano ingresaron en completo silencio sin decir ninguna palabra.
-Hijos, años que no tenía visitas y ustedes llegan en una afasia total.
-Disculpe señor, es que debe ser el frío – dijo Franco que fue lo más inteligente que se le ocurrió en ese momento.
El Ermitaño era un hombre amable, pero su fuerza interna superaba la de cualquier rey, por lo mismo en un principio Franco y Luciano se mantuvieron en silencio.
El interior de la caverna era más amigable de lo que se podía pensar.
Con varias pieles, el Ermitaño atajaba el viento, tenía una mesa muy rústica, tal vez hecha por él mismo y tres tazones de material gredoso.
Era una mixtura de simpleza y calidez.
El Ermitaño les dijo:
-Siéntense- y sonrió-. Aquí hijos la silla es el suelo y la mesa es un lujo que tengo de la modernidad.
Bueno como ninguno habla será mejor que les pregunte.
-¿A qué debo su honrosa visita?
-Disculpe señor- dijo Luciano-, es que jamás con mi amigo habíamos estado frente a una persona como usted.
Franco sacando fuerzas desde donde no las tenía dijo:
-Señor, mi nombre es Franco y realicé este viaje junto a la compañía de mi amigo con el simple afán que usted me oriente en una situación de vida que me está ocurriendo.
-Franco, tú problema debe ser muy grande para subir esta montaña y con lluvia.
-Sí señor, tal vez para otras personas no lo sea, pero para mí si lo es.
– Franco, basta que para ti sea importante para que también lo sea para Dios.
Luciano solo escuchaba sorprendido.
-Dime Franco ¿Cuál es tu problema?- le preguntó el Ermitaño.
Lo que sucede señor es que siento una gran preocupación por el futuro de mi hija y mis dos nietos. Mi esposa falleció hace algunos años y yo les di cobijo en mi casa a raíz de que su matrimonio fracasó.
-…y dime Franco, ¿Qué te preocupa entonces si tu estás a cargo de ellos?
-Lo que me preocupa es como producir el suficiente dinero como para dejar resuelto el futuro de mi hija, nietos y bisnietos que seguramente vendrán. Yo señor tengo cierta edad y sé que en algún momento dejaré este mundo.
-Entonces tu problema es económico.
-Si señor y mi amigo Luciano escuchó que usted podría ayudarme.
-Hijo, yo soy un hombre falto en riquezas físicas y cuando fui joven antes de ser Ermitaño tuve un negocio, pero lo perdí pues no es mi habilidad… y sonrió.
-Franco quedó perplejo ante tal respuesta.
Posteriormente el Ermitaño al ver la expresión de su cara le dijo:
-No te decepciones Franco pues en algo puedo ayudarte.
Junto a tu preocupación económica también dijiste que te preocupaba morir, pero no usaste la palabra morir, sino que dijiste “DEJARÉ ESTE MUNDO”.
Ahora yo te pregunto ¿Acaso existe otro mundo? Pues si es así no tendrías por qué preocuparte.
Dime Franco ¿Qué piensas que sucede cuando uno muere?
-Pienso que cuando uno muere se termina todo, uno desaparece y que si había alguien que te quería mucho se acordará de ti.
-Escucha lo siguiente Franco:
La llamada muerte es solo una de las tantas etapas de la vida y te impresionarías al saber que has muerto muchas veces, pero como la muerte es algo oculto y misterioso muchas personas le temen y esto mismo les hace plantearse variadas preguntas como, por ejemplo:
¿Existirá otra vida?
¿Se acaba todo aquí?
¿Existe una vida más allá de la muerte?
Sepan que desde que el hombre adquirió conciencia comenzó a preguntarse si existía vida después de la muerte, sin embargo, muy pocos se preguntaban si existía vida después de la vida.
Si me preguntas si existe vida después de la muerte o de la vida la respuesta es una sola.
Si existe…
Religiones, dogmas y miles de doctrinas se pelean el cetro de la verdad para algo tan simple que ocurre día a día en el mundo.
Algunos letrados te hablarán de cielo e infierno causando temor e imposición, sin saber que la evolución no se consigue a través del miedo.
Otros te dirán que reencarnarás sucesivas veces y por lo tanto sucesivas veces pasarás por ese proceso llamado muerte al cual no hay que temer.
Otros te dirán que solo eres energía que vuelve a su fuente original de donde salió.
Otros más osados te dirán que eres solo el producto de alienígenas jugando a ser Dios.
Como así también escucharás avanzadas y complicadas teorías donde se verán involucradas pequeñísimas partículas que el hombre irá descubriendo conforme avanza en el tiempo.
También escucharás teorías muy perturbadoras que dicen que cuando uno muere, caes en el vacío completo de la nada, donde no escucharás, no pensarás, no sentirás y simplemente desaparecerás.
Y tal vez tú Franco te estarás preguntando…
¿Cuál es la verdad y cuál de todas estas teorías es real?
Todas tienen una parte de razón a excepción de la última.
-Señor perdóneme, pero cuando me preguntó que pensaba respecto a la muerte, justamente nombré la equivocada.
-No te preocupes Franco pues todo en la vida es variable, lo único que cada persona tiene como certeza es justamente la muerte que desde hoy le llamarás cambio de estado.
Franco, tú has sido un hombre bueno y ordenado y como yo no hablo de errores sino de aprendizaje, podría simplemente sugerir que vieras un poco más allá de tus ojos, pues ese mundo maravilloso que formas en tus sueños es real y cada persona debe estar atenta e ir donde le corresponda.
No vivas la vida de otros, sin antes resolver lo básico de la tuya.
Algo le pasaba a Franco.
– Señor algo me sucede, me siento extraño pero tranquilo.
– ¿Estás preocupado por el futuro de tus seres queridos?
– En este momento no, solo siento mucha paz.
-Eso está bien Franco pues el pasado, el presente y el futuro solo están en tu mente, pues no existen.
Luciano se acercó a Franco y le dijo:
-Cuéntanos que ves.
-Estoy regresando a casa, llueve con mucha fuerza y casi no se ven personas. Hoy ha sido un día de mucho trabajo y ya comenzó a oscurecer.
Voy pensando en por qué mi esposa tuvo que partir tan pronto.
Sigue lloviendo con mucha fuerza y el agua está atravesando mi ropa. Apuro el paso, sé que en casa espera mi hija y mis dos nietos.
Debo apurarme, no puedo enfermarme porque les hago mucha falta todavía.
Sigo apurando el paso, hay una quebrada, todo está muy resbaladizo.
Pierdo el equilibrio, estoy cayendo, trato de afirmarme, no logro hacerlo, sigo cayendo y despierto en mi cama.
-Señor esto no fue un sueño.
Un escalofrió recorrió todo el cuerpo de Franco.
-¿Estoy muerto?
-Técnicamente sí, pero como puedes observar estás tan vivo como antes le respondió el ERMITAÑO a Franco.
-Franco, camino a tu casa y por el apuro que llevabas para no contraer una neumonitis, resbalaste en esa quebrada y como el golpe en tu cabeza fue tan fuerte desencarnaste o se produjo tu muerte como le llamas tú.
Cuando uno muere cruza EL TÚNEL DE LUZ que te lleva a una nueva vida, tu verdadero hogar.
Tú no lo cruzaste lamentablemente porque a pesar de ser un buen hombre, siempre pensaste que la vida acababa con la muerte.
Eso explica por qué tu hija y tus nietos no te hablaban y es porque simplemente no podían verte.
Tu hija actualmente, si pudiésemos hablar de tiempo, vive en tu casa, trabaja y tus nietos ya están grandes incluso tienen hijos.
Tú quedaste en un plano intermedio entre la vida física y la vida astral llamada contraparte astral, por lo mismo en tu mente quedó la imagen de ellos cuando eran pequeños.
Has pasado en este plano como fantasma 20 años.
Hoy tu hija tiene 55 y tus nietos 24 y 26 años respectivamente. Llevan una vida feliz y siempre te recuerdan, es más aún conservan la alfombra donde los veías jugar.
Franco solo derramaba una lágrima tras otra.
-Señor ahora no solamente entiendo, sino que además lo recuerdo.
-Franco, ahora también puedes entender que tus preocupaciones sobre el futuro eran infundadas, pues tu hija al verse sola descubrió que poseía grandes dotes para el comercio, hoy tiene dos negocios y un muy buen pasar.
El CREADOR siempre te da en la medida que tu espíritu lo pide.
-Y ahora señor ¿Qué hago?
-Pues vuelve a tu verdadero hogar y vete con tu guía.
-¿Luciano?
-Si Franco- respondió Luciano- recuerda que te dije que entre mis muchos oficios que también era RESCATISTA, PERO DE ALMAS.
Franco mira, frente a ti está el túnel de luz, crúzalo junto a tu guía que allá te esperan muchas personas que te aman, te lo dice, EL ERMITAÑO.
-Maestro Hari, entendí perfectamente y gracias.
DESDE EL MUNDO ESPIRITUAL
RECIBIDO POR EL MÉDIUM T. EN CHILE