-En Kerala había un hombre llamado Balún que toda su vida había vivido de lo que daba la tierra. Si bien es cierto nunca gozó de grandes riquezas, nunca le faltó el pan en su mesa. Su familia era numerosa cuatro niños, su esposa y él. El trabajo del campo es sacrificado y depende del éxito de la siembra.
Tal vez el clima, tal vez la tierra cansada de ser partida por tantos años o tal vez el destino llevó a que Balun por primera vez en su vida perdiera una siembra. Quedó mal, pero como era hombre de experiencia en los menesteres del campo, juntó algunos ahorros que le quedaban de la siembra anterior, compró semillas y esperó a que saliera una nueva cosecha. Algo pasaba porque para mala fortuna de este hombre nuevamente su siembra no fructificó, esta vez producto de una extraña plaga.
Balun estaba desesperado, eran muchas bocas las que debía alimentar y su caja de ahorros estaba en cero. Llegó inclusive el momento en que simplemente ya no tuvo que comer.
La esposa de Balun le dijo:
-Porque no vas donde nuestro vecino, le cuentas la situación y le pides que te dé un saco de harina y después con la próxima siembra se lo pagamos.
-Mujer, recuerda que tiempo atrás tuvimos una fuerte discusión por los límites de las tierras donde casi llegamos a los golpes- Respondió Balun.
-Pero eso fue hace tiempo Balun y por lo demás antes de eso tú le hiciste muchos favores.
Balun incluso una vez le ayudó a que no perdiera sus tierras.
Lo cierto es que Balun se armó de coraje y partió donde su vecino, los terrenos eran grandes por lo mismo se demoraría casi una hora caminando. Mientras caminaba iba pensando.
Yo le hice muchos favores así que no me va a poder negar ese saco de harina. Pero por otra parte la discusión fue bastante fuerte pensaba Balun. Pero los dos somos hombres viejos y nuestras madres fueron muy buenas amigas. Pero también escuché en el pueblo que estaba muy cambiado y que el dinero lo había convertido en un déspota.
Y Balun seguía caminando. No faltaba mucho para llegar y los cuestionamientos se hacían más intensos. Recuerdo una vez dijo Balun que él no tenía como llegar al pueblo pues una de sus hijas estaba gravemente enferma, yo en ese entonces tenía mi vehículo y corrí para llevar a su niña, así que no me puede negar la ayuda. Pero la última vez que lo vi hace dos años me dijo: “Espero no verte nunca más en mi vida”.
Y Balun se acercaba más y mas a la casa de su antiguo amigo. Cuando faltaban apenas dos cuadras para llegar, Balun esbozó sus últimos pensamientos y dijo….
Para que me engaño, no me va a dar nada e incluso me va a humillar, pero igual iré porque me tendrá que escuchar pues son muchos los favores que me debe, ya ni siquiera llegaré con el afán que me dé un saco de harina, llegaré a recriminarle lo mala persona que es.
Furioso llegó a la puerta y la golpeó con mucha fuerza… pero nadie salía, golpeó con más fuerza aún, incluso gritó hacia el interior de la casa y nadie salía.
“Sale no te escondas” vocifero nuevamente. Balun estaba rojo con la ira. Eran tanto los gritos que de la casa del frente salió un hombre y le dijo:
– ¿Qué le pasa hombre?
– Vengo a arreglar unos asuntos con dueño de esta casa.
– Lo siento no podrá ser porque el falleció hace más de un año.
– La enseñanza pequeño Rajiv es que nunca debes construir una idea si no tienes el conocimiento cabal del problema o de la situación. Y recuerda nunca te anticipes a los hechos.
-Esta vez sí le entendí Maestro.
– Sigamos caminando que aún falta mucho…